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Progresistas reaccionarios

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27 - 07 - 24  En los buenos tiempos aventurarse con El Dipló ( Le Monde Diplomatique ) equivalía a sumergirse en estado de gracia en las intricadas profundidades del pensamiento de avanzada. Resultaba hasta agradable meterse con los adalides de la derecha pensante, que como en la actualidad no son muchos, pero sí eran cultos y talentosos: desafiaban al lector curioso a meditar sobre sus más caras hipótesis y certidumbres. No parece ahora ser mucho más el caso. Hoy por hoy El Dipló bien puede retener la deslustrada noción de progresismo pero de ahí a continuar como referencia de fuente de conocimiento, ya parece no. Para ejemplo diré que llegaron de Le Monde Diplomatique a mi correo no una sino dos notas súper-sesgadas a favor de la oposición en las elecciones en Venezuela . Será que José Natanson las publicó en nombre de la progresista amplitud de criterios ideológicos. Está bien, pero se le olvidó incluir alguna posición distinta a las de estos dos escribas. Digamos, algo más equili

Alice Munro

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  24 – 07 – 24 Una punta de años en Canadá y pese a mi capacidad de lectura no recuerdo haber leído ni una línea de Alice Munro. Tampoco la tengo en mi biblioteca, aunque después de su Nobel   me prometí adquirir al menos sus más notables colecciones de cuentos. Eso sí, leerla cuando tuviese tiempo y ganas. Ganas y tiempo: difícil que el chancho chifle. Comentábamos en la entrada anterior que una coincidencia me llevó del personaje Leyla de Los últimos días de Julio Verne de Sergio Olguín a la real Andrea Skinner , hija de la laureada escritora. Skinner fue abusada por su padrastro; Munro supo del episodio y en definitiva tomó parte por su marido. Cuando el hecho alcanzó estado público cayó como una bomba en el mundo lector y también entre quienes la conocían solo de nombre. Inconmensurable la tragedia de Skinner, que se antepone a cualquier consideración sobre qué hacer de ahora en más con la obra de Munro. En esto último ya existen quienes quieren poner en práctica la peliagu

Simetrías inconsecuentes

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17 de julio El insomnio me mantenía despierto pero me negaba a continuar con Los últimos días de Julio Verne de Sergio Olguín, que había comenzado el día anterior. No sintonizaba con las primeras páginas y abandonar la lucha por el sueño por una lectura insatisfactoria no me hacía gracia. Extenuada vigilia, esa era la verdad. Entonces, entre continuar el desvelo estropeando con mi zarandeo el esmero con que había hecho la cama a la mañana y aprovechar el libro de Olguín para dormirme, opté por lo segundo. Cuarto capítulo, “El informe Zambaco, primera parte”. Sabemos que cuando se malicia transgresión, la fatiga se esfuma. ¡Zas! Se fue el sueño. La lectura me hacía sentir incómodo. Se trataba de un informe científico sobre la precocidad sexual de una niña no ingresada aún a la adolescencia. Tuve el pálpito – yo, gran ignorante – y acerté que el tal Zambaco del título del capítulo no era ficcional, o que era ficcional pero el nombre provenía del mundo real y no cualquiera sino del mundo

Varoufakis

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Hace unos días escuchamos en un podcast una entrevista pública a Yanis Varoufakis , el fugaz ministro de Finanzas de Grecia durante el fallido gobierno (2015 – 2019) de Alexis Tsipras . El motivo de la entrevista fue la publicación de un libro sobre asuntos interesantísimos como las nuevas lógicas de acumulación en los tiempos que corren que, según el autor, ya arrasaron con el capitalismo tal como lo conocíamos. El trabajo, cuyo título es Tecnofeudalismo: El sigiloso sucesor del capitalismo , se publica ahora en castellano. En el podcast, luego de la exposición de Varoufakis, hubo tiempo para tres preguntas de la audiencia. Una de ellas inopinadamente trajo al ruedo cómo el gobierno de Milei encajaría con las tesis del autor. Varoufakis desestimó con ligereza cualquier novedad que el presidente representara y lo comparó – en lo económico – con Pinochet. En cuanto al porqué de su intempestivo advenimiento, argumentó que en parte resultó de la corrupción ( estructural ) del peronismo,

Más saqueados que asqueados

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Dos sucesos conmovieron nuestras estructuras el 27 de junio de 2024. Primero, Milei logró pasar legislación por primera vez luego de más de seis meses en funciones, mal rayo lo parta. Una amiga sabia escribió que ahora estamos más saqueados que asqueados. Segundo, Trump, le ganó a Biden el primer debate por las elecciones presidenciales de Estados Unidos a celebrarse en noviembre. Sí, ya sabemos. En Estados Unidos todo es lo mismo, los dos candidatos son lo mismo y acaso asiste razón en lo de la mismidad. Nosotros creemos que no; matices. Trump es peor que Biden. Y Milei es lo peor que nos pasó a los argentinos. Un bajón que andemos cansados y gratis para que nos achuren. Sin embargo hay en la penumbra que iguala una luz discreta que no debe cegar. Nuestra amiga sabia intuye prioridades. Cansados y vencidos – ni aun vencidos – e inútilmente asqueados y rabiosos, y también conscientes del saqueo. Algo es algo. Vale decir, del entendimiento del saqueado como saqueado algo ha de salir.  

Libertad

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Libertad Restaurante Goya. Nuestra mesa da a unos ventanales que revelan un mediodía gris, medio lluvioso, los plátanos mustios de Avenida de Mayo. El amplio salón del restaurante tiene un cartel que dice “bar histórico”. Da la impresión de ser, más bien, un bodegón venido a menos. Culmino una milanesa grasienta que el menú llama a la napolitana, con guarnición. Del otro lado del ventanal aparece de repente un transeúnte que se acerca acompañado de una niña de unos ocho años. Se los nota divertidos, intensos, pobres. El hombre se pone serio y me mira. Justo a mí entre tantos. Me muestra un puño que se lleva semicerrado hacia la boca sin tocarla, lo acerca y lo aleja un par de veces. Gesto de que quiere comer. Hambre enojado. Le gesticulo, a mi vez, que qué quiere que le haga. Me raja lo que debe ser un insulto sonoro. Me hace morisquetas. Me quiere pelear. De la mano de la niña risueña se aleja hacia 9 de julio. Ni un minuto después pasa en sentido contrario muy cerca de mi posición, a

Si le hubiésemos hecho caso a Perón…

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Conocer a Perón Juan Manuel Abal Medina Buenos Aires, Planeta, 398 págs. 2022 (3ra ed., marzo, 2023) Nuestros amigos peronistas perciben compañero a Juan Manuel Abal Medina. Es que con las tribulaciones que sus deberes le demandaron en los 60 y 70 del siglo pasado sería necio disputar esa consideración. A nuestros amigos peronistas los asociamos al peronismo de izquierda, aunque la mayoría entiende el peronismo solo como peronismo; lo de izquierda les parece desaconsejable y superfluo. Último secretario general del Movimiento Peronista (1972 – 1974), Abal Medina proviene de un nacionalismo en el que convergen personajes de lo más conspicuo del conservadurismo y la derecha católica. Estos reaccionarios clásicos incluyen, por ejemplo, al exquisito Marcelo Sánchez Sorondo (1912 – 2012). Juan Manuel Abal Medina se hizo peronista pero no montonero como su hermano Fernando Luis (1947 – 1970). Ni marxista (pág. 42); ni siquiera miembro de la gloriosa Juventud Peronista. “ Yo diría que me hi