José María Novielo


Ayer se nos fue José María Novielo, antiguo librero de la emblemática Libraco de La Plata, guevarista sui generis, cronopio sobreviviente de Centros Clandestinos de Detención como los nefastos Pozos de Arana y Banfield; exprisionero político y luego testimoniante en juicios contra perpetradores de la última dictadura en Argentina. Exiliado en Toronto, nunca dejó de lado la solidaridad; junto a un par de esforzados compañeros ayudó a crear una red de apoyo a la campaña internacional por la libertad de Milagro Sala.

José María – “Cutro” en sus tiempos de Libraco – fue un compañero enamorado de la vida que, pese a sus reveses, disfrutó también de sus placeres: amores, viajes, conversaciones exquisitas, largas y anchas, comidas pantagruélicas y caminatas cotidianas para bajarlas de no menos de 10 kilómetros.

Tuvo muchos amigos íntimos en diferentes partes del mundo; a todos les hacía sentir que eran los mejores y no tardaba en convidarlos a formar parte de su familia, que se hacía cada vez más numerosa; un ser humano súper sociable y sensible. En sus últimos días, consciente de la cercanía del final, prefería la lucidez a los calmantes para abrazar a quienes se acercaron a acompañarlo. Dejó entrever muy claramente que su principal preocupación era el bienestar de su compañera e hijo.

Nos deja más solos, atribulados, un vacío difícil de rellenar sino es con la memoria de su vitalidad, de su amistad, del cariño que repartió y que le retribuimos, ojalá que como se lo merecía.

Chau, hermano. Hasta siempre. 


 

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