“No importa lo que se dice, casi. Importa el cómo” (III)


 24 – 09 – 24

Aunque Chitarroni en La noche politeísta previene sobre solecismos (pág. 9) no sabemos si los ha hecho a propósito o nos largamos a lo bruto y lo atribuimos a errores de impresión. Esto es en parte la gracia del libro. No hay por qué explicar nada y sin embargo persistimos en explicaciones. Los cuentos dan la idea de que nos hallamos ante una gran chacota (“…mi hermana varón…”) dedicada en especial al lector atento y digna – la gran chacota – de relatos absurdos y tupidos que no se esmeran en insinuar, por ahí ni poseen, una clave o varias claves. En la boda de “El cardinal carpintero”, donde aparte de solecismos y resplandores a rabiar encontramos intertextos desopilantes (Leonardo Favio, el bachiller Sansón Carrasco y Fray Hortensio Félix Paravicino, entre varios más), inferimos un narrador lúcido y displicente a la vez. Pero muy jugado en que la displicencia se le note, cosa de transmitir sin ambigüedad que el narrador es un displicente, cuando en el armado de ese narrador displicente hay un laburo bárbaro que revela todo lo contrario a la displicencia. El propio Chitarroni suministró para el cuento presuntas claves, que no creemos y que indudablemente reclamaron tanto los perezosos como los no iniciados.

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