Cómo que la literatura no sirve para nada
Los
últimos tiempos han consensuado que la literatura para ser literatura no le
debe nada a nadie. Qué compromisos ni compromisos. Anatomía de un instante
es una pieza literaria y no se requiere de nuestra pinche aprobación para
afirmarlo. No es lo mismo, sin embargo, que la literatura no le deba nada a
nadie que hacer un texto que no sirva para nada. Vamos, que tampoco hay que sublimar
“la literatura de catacumbas”, ¿acaso Flaubert dedicaba su vida a
algo que le parecía inútil? (…) la
literatura es extremadamente útil siempre y cuando no se proponga serlo. Si se
propone serlo se convierte en propaganda, en pedagogía y deja de ser buena
literatura y deja de ser útil.
La forma y
estilo de esta novela, con estandarización y todo, precisa de algún entrenamiento
para aventurarse en su lectura. Cualquier lector distraído la encontraría
intragable. La novela cuenta con el oficio autoral necesario y suficiente como para
la producción de una obra relevante, informada y divertida. Sus oraciones se
exceden en longitud pero son asimilables y mucho menos farragosas que las del primoroso
barroco del Siglo de Oro peninsular. Esta notable pericia del autor no le quita
mérito, sin embargo, a quien note el bies ideológico liberal, que lo hay, en la
enunciación. A lo mejor fuera este bies el signo más distinguible de
estandarización del discurso en la producción de ficciones contemporáneas –
como esta – que gozan de popularidad, como le gusta a Cercas. Con que
sean exitosas y, digamos, buenas, bastaría.
ALS
Comentarios
Publicar un comentario