Épica de un escape
Lo espectacular consuetudinario
Sabaya – Macondo
Las improvisaciones – justificables ya que los involucrados no son profesionales revolucionarios sino gente de pueblo, sin rangos, simpatizantes y periféricos – no solo las cometen los comprometidos en el rescate y fuga. En una ocasión, cuando los guerrilleros se encuentran cerca de la frontera con Chile (2) cometen errores que conducen a sucesos dignos de las desventuras de Don Quijote y Sancho. Los habitantes del pueblo de Sabaya se percatan que sus visitantes no son los comerciantes que alegan ser sino los guerrilleros de Vallegrande. Avisan la novedad por telégrafo a las autoridades de Oruro y mientras estas llegan pretenden retener a los fugados que notan enseguida los engaños y vueltas. Los combatientes se ven obligados a improvisar una transacción para que les permitan continuar la travesía. Libran un acta escrita por Benigno que dice así:
Hoy, día 14 de febrero de 1968, nosotros, los sobrevivientes de la guerrilla del Che en Bolivia, al llegar al pueblo Sabaya y ver las condiciones en que este se encuentra: la escuela sin pupitres, sin cuadernos, sin lápices; nosotros, en nombre de la Guerrilla y del comandante Che Guevara, donamos cuatrocientos dólares para la adquisición de material escolar. Hacen entrega Pombo, Urbano y Benigno: la suma la reciben el señor Alcalde y el señor contrabandista… (129)
Thriller
En la última sección del libro los autores se abocan al montaje y la compaginación de los testimonios tal como Rodolfo Walsh recomienda que se haga, es decir, valiéndose de las posibilidades artísticas del género (3). La obra se sacude el monocorde fluir del recuento crudo y adquiere el ritmo de una ficción tipo “thriller”. El apremio de los sobrevivientes por abandonar Sabaya y las maniobras dilatorias de los habitantes para dar tiempo al ejército de llegar al pueblo se conjugan con la ineptitud militar para prender a los combatientes decididos pero enfermos, hambrientos y exhaustos. El mal tiempo en esos días niega la posibilidad a los uniformados de lanzar paracaidistas para la captura. Las fuerzas enviadas por tierra, en tanto, se empantanan en lodazales y vergüenzas a medio camino entre Oruro y Sabaya.
Notas:
[1]A los asesinatos del Che, Willy(Simeón Cuba Sanabria), Aniceto (Aniceto Reynaga Gordillo) y Chino (Juan PabloChang-Navarro Lévano) el 9 de octubre de 1967, sobreviven diez guerrilleros. Cuatro son ultimados en combate el 12 de octubre: Pablito (Francisco Huanca Flores), Chapaco (Jaime Arana Campero), Eustaquio (Lucio Edilberto Galván Hidalgo y Moro (Octavio de la Concepción de la Pedraja). Cinco del grupo de seis que continúa resistiendo son protagonistas del escape: Inti (Guido Álvaro Peredo Leigue), Pombo (Harry Villegas Tamayo), Urbano (Leonardo Tamayo Núñez), Benigno (Dariel Alarcón Ramírez) y Darío (David Savino Adriázola Veizaga). El sexto, Ñato (Luis Méndez Korner), muere luego de un enfrentamiento en Mataral, el 15 de noviembre.
[2]Inti y Darío se quedan en Bolivia a continuar la lucha. Estanislao Villca Colque (Tani) y Efraín Quicáñez Aguilar (Negro José) que no estuvieron en el monte, acompañan a los cubanos Pombo, Urbano y Benigno en el cruce de la frontera y eventualmente en el viaje a Cuba.
[3]Reportaje de Ricardo Piglia a Rodolfo Walsh, marzo de 1970: “Hoy es imposible en la Argentina hacer literatura desvinculada de la política” (11 – 28). En Un oscuro día de justicia, México: Siglo XXI, 1978 (2da. edición)
[4]El presidente de Chile entre 1964 y 1970 fue el demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva (1911 – 1982).
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HD
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